Inducción miofascial
Para entender la terapia miofascial, es imprescindible conocer el concepto de fascia.
¿Qué es la fascia?
La fascia es la forma del tejido conjuntivo que rodea todos los órganos del cuerpo en forma tridimensional permitiendo mantenerlos en su correcta posición y funcionamiento. Cada músculo y cada una de sus fibras y haces están rodeados por fascia, al igual que cada víscera y órgano de nuestro cuerpo.
El recorrido de la fascia es continuo, cualquier cambio estructural de la fascia en una determinada parte del cuerpo puede generar restricciones en las partes distales. Las restricciones del sistema fascial afectan tanto al aparato locomotor como a otros sistemas del organismo (respiratorio, cardiovascular, nervioso).
Este cambio estructural llamado "disfunción miofascial" puede producirse por diversos traumatismos de origen mecánico o emocional, intrínseco o extrínseco (golpes, caídas, intervenciones quirúrgicas, cicatrices, menstruaciones dolorosas, posturas inadecuadas, estrés…
La disfunción miofascial no tratada correctamente y a tiempo, lleva al paciente a un estado de disfunción orgánica y dolor, que mantenidos en el tiempo provocan lesiones específicas.
¿Qué es la terapia de inducción miofascial?
La Inducción Miofascial es un método de evaluación y tratamiento de todo el sistema fascial para eliminar sus restricciones y equilibrar la alterada función corporal. Las técnicas que utiliza son una combinación de presiones sostenidas, posicionamientos específicos y muy suaves estiramientos.
La eliminación de las restricciones fasciales permite restablecer el equilibrio corporal, eliminar los síntomas dolorosos y recuperar la alterada función del aparato locomotor.
La terapia de Inducción Miofascial abarca un amplio abanico de aplicaciones clínicas, siendo particularmente eficaz en el tratamiento de lesiones del aparato locomotor e imprescindible su aplicación ya sea de forma exclusiva o combinada con otro tipo de terapias.
Es particularmente eficaz en el tratamiento de lesiones tales como lumbalgias, cervicalgias, dorsalgias, fibromialgia, tratamientos postquirúrgicos, cicatrices postquirúrgicas y postraumáticas, disfunciones de la articulación temporomandibular, tendinosis, síndrome postlatigazo cervical, etc.